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jueves, 11 de agosto de 2011

Relato Cotidiano

Hace unas dos semanas, el miércoles después de ver parpados azules iba rumbo al bus pensando en ese tipo de amores, en el amor para no sentirse solo, el aprender a querer a alguien solo para no estar sin nadie.
Me subí al bus y fui a sentarme en la ultima fila de asientos, hasta atrás, a la vuelta en la avenida se subió una chica más o menos guapa, no mucho, solo lo suficiente para voltear a verla una, dos veces y después desviar la mirada hacía otro lado pensando en que nada de lo que pudiera cruzarme por la cabeza podría valer la pena. La chica vino a sentarse justo a un lado de mi, el bus no estaba tan lleno por lo que me pareció extraño que lo hiciera, sin embargo no le di demasiada importancia y regresé mi mirada hacía la calle que avanzaba rápida a los costados del bus.
Ella saco un libro de Borges y se puso a leer y entonces como que aquel primer atractivo se intensifico un poco y a los dos minutos ya planeaba yo mil y una historias acerca de como debía iniciar la platica y de los probables caminos que esta había de seguir. Pero mientras hacía todos estos planes la chica pareció cansarse del libro y cerró los ojos, al poco tiempo cabeceaba peligrosamente, amenazando con quebrarse el cuello a cada nuevo movimiento brusco que el bus efectuaba a su paso por las avenidas de la ciudad, en una de esas, cuando el movimiento vino hacía mi lado decidí tomar su cabeza y recargarla en mi hombro para que no fuera a lastimarse. Y empece a pensar en lo romántica que debía parecer la escena, la chica dormida, con su mochila en las piernas y yo sin moverme, velando su sueño, volteando de vez en cuando a ver su cara, poniendo en el mp3 canciones románticas que amenizaran el momento, todo se veía tan bien que hubiera querido que alguien en ese momento tomara una fotografía para guardarla para siempre, y al despertar la chica pudiera sentir lo mismo que yo había imaginado.
Íbamos casi llegando a mi casa y tenía que bajarme, la chica, estaba profundamente dormida y parecía sin intenciones de despertar pronto, así que para no molestarla tome su cabeza entre mis manos, la enderece lo mejor que pude y me puse de pie para bajar, entonces ella despertó y al parecer no supo comprender lo que había pasado, porque me lanzo una mirada tan llena de rencor que definitivamente me congelo donde estaba y derrumbo todas aquellas esperanzas ficticias que se habían formado en mi cabeza. En el reproductor ahora sonaba una canción violenta, estaba enojado al momento de tocar el timbre y pensando que solo yo podía escucharme dije sin darme cuenta
Lastima, acabas de arruinar una bonita historia de amor
Pero parece que todos se dieron cuenta porque voltearon a verme al momento en que descendía los escalones, todavía mirando hacía ella que ahora había cambiado la mirada de odio por unos ojos llenos de preguntas, es impensable como a veces se puede arruinar el amor de esa manera.

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