Buscador

domingo, 18 de septiembre de 2011

Liberalismo como respeto al prójimo

Todos los seres humanos somos distintos desde el punto de vista anatómico, fisiológico, bioquímico y, sobre todo, psicológico. Tenemos distintas vocaciones, distintas inclinaciones y distintos proyectos de vida. Para que podamos convivir en una sociedad civilizada se hace imperioso el sistema pluralista, es decir, la aceptación de distintas valoraciones, distintos gustos y distintas preferencias siempre y cuando no se lesionen derechos de terceros.

No se requiere que compartamos ni siquiera que comprendamos los proyectos de vida del prójimo, se necesita, eso sí, que se los respete. No cabe aquí el uso de la expresión “tolerancia” puesto que se trata de una extrapolación ilegítima del campo de la religión al del derecho. Los derechos no se toleran, se respetan. El recurrir a la expresión “tolerancia” implica cierto tufillo a arrogancia y presunción del conocimiento. Trasmite la idea de que algunos poseen la certeza y la verdad absoluta y deben tolerar los errores de otros.
La columna vertebral del liberalismo siempre fue el respeto irrestricto al prójimo desde que Adam Smith utilizó por primera vez esa expresión.
Un proverbio latino ayuda a ilustrar la posición liberal de quien no tiene la certeza de la verdad absoluta y por ende deja margen para el debate y la refutación: ubi dubium ibi libertas, es decir, donde hay duda (conciencia de la propia ignorancia) hay libertad; por esto es que el espíritu totalitario cierra todo resquicio y todos los grifos del espíritu libre y la discusión abierta porque siempre “tiene la precisa” e impone sus valores “para bien de los demás”. Tal vez no haya advertencia más sabia que la expuesta en el Génesis en cuanto a los peligros de pretender el reemplazo de Dios por los hombres. Es una advertencia sobre los peligros que encierra la soberbia. Más aún, muchas veces afirmamos que no se debe “jugar a Dios”, pero en realidad se pretende ser más que Dios ya que ha puesto en nuestra naturaleza el libre albedrío que permite la salvación o la condena.
El liberalismo es condición necesaria aunque no suficiente para la actualización de las potencialidades del ser humano en busca del bien. El liberal qua liberal limita su esfuerzo a que no se recurra a la fuerza agresiva. Sostiene que la fuerza debe utilizarse solamente con carácter defensivo. Por más que tenga concepciones distintas de otras personas, considera que todos deben ser respetados de modo irrestricto. Solamente se debe recurrir a la fuerza cuando hay lesión de derechos.
Entonces, si el liberalismo es condición necesaria pero no suficiente para la realización del ser humano, resulta de gran importancia recurrir a todos los canales persuasivos que estén al alcance de las personas para, a través del consejo, mostrar a las personas la conveniencia de la virtud.
Toda persona de bien desea el mayor bienestar y justicia para todos. No hay debates sobre las metas, de lo que se trata es de comprender cuáles son los caminos idóneos para lograr aquellos objetivos.

Alberto Benegas Lynch para Contribuciones

1 comentario:

  1. Muy bueno el articulo. Y pensar que todavia existen ''intelectuales'' que odian al liberalismo, pobres ignorantes ellos.

    ResponderEliminar

PRO Vida

Sonría lo estamos Filmando