En 1924 un médico llamado François Boisent enumeró, una a una, todas las anomalías físicas y mentales que se producen cuando una persona se enamora.
Al principio, afirmaba Boisent, el enamoramiento tiene numerosas similitudes con procesos gripales: estado febril, dilatación de pupilas, palpitaciones, sudoración, temperatura alta y disminución del pensamiento periférico.
El mal de amores cursa los primeros días como un catarro, pero a lo bestia, hasta que el paciente se habitúa a la ausencia de la persona amada.
Después los síntomas, en vez de remitir como sucede en los procesos gripales, se multiplican; el enamorado pierde el apetito, pasa las noches en vela con gran ansiedad y se entrega al aislamiento y la soledad.
Y aunque el paciente sabe lo que le está pasando, no hay antibiótico ni antigripal que le alivie; la vida sin la persona amada se convierte entonces en un infierno.
En función del organismo afectado, su periodo de recuperación puede ser de unos días o convertirse en una enfermedad crónica... Un desasosiego para toda la vida.
lo difícil no es encontrar ese abrazo que sea puerto, cuando se está a la deriva esas mismas ganas de todo, y pese a todo y a todos esa piel que sea justo el talle de tu cuerpo, a tu medida ese amor que sea sin medida, y tan grande como el tuyo lo difícil no es encontrarlo lo difícil es hacerlo durar
lunes, 14 de noviembre de 2011
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PRO Vida
¿Que es el aborto?, no es mas que una ficción. La vida es un misterio #PROVida youtube.com/watch?v=cdCfEO…
— Cristian Diaz Valdez (@cridival352) marzo 15, 2012
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