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martes, 30 de octubre de 2012

Llueve...





Hace diez minutos que comenzó la invisible danza, sin embargo es ahora evidente.


La lluvia golpea los cristales con una monotonía complaciente, cuantas gotas!!!


Entre todas ellas alguna fue la primera. Alguna abandonó la espuma suave para dejarse caer a lo desconocido. Alguna se precipitó desde su principio borroso para definirse en la libertad. Las demás debieron seguirla. Y en un momento todo ha cambiado.

El cambio es necesario, me digo, sólo es cuestión de dejarse caer.



La lluvia golpea mis cristales con desesperación.


Lluvia,
llévale todos mis 'te quiero'
en el cielo de tus alas,
y empaña con tu besar azul
el cristal de su ventana;
confiésale que es de mi parte
para que por mi suspire

Cruzo el umbral de la puerta. Abandono la lumbre suave para dejarme caer en lo desconocido. Me precipito desde mi principio borroso para definirme en la libertad. La lluvia ya no golpea, me acaricia.




mis postales de palabras son silencios
no es lo que digo lo que importa, es lo que callo...
lo que atesoro en el tiempo y el espacio .
en cofres sin memoria ,
cerrados a los ojos impertinentes,
solo tuyo, solo míos,
los dos descarnados.

La siento entre mis ropas, en mis ojos cerrados. La siento entre mi pelo, en mi boca entreabierta.

Llueve y con eso basta...




Llueve, y no sabría decir si es adentro o afuera.

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