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viernes, 23 de noviembre de 2012

Elogio a la Alternancia



La alternancia en el mando o, mejor dicho, en el gobierno, entendiendo por tal al Poder Ejecutivo, es un elemento esencial de la democracia. La continuidad indefinida en sus cargos del o de los mismos titulares del Ejecutivo, aún en el caso hipotético de que ello sea el resultado de un pronunciamiento electoral libre del pueblo, sin coacción ni fraude, es, en principio, un factor negativo y distorsionante para la democracia.

No sólo porque la continuidad indefinida genera peligrosos elementos personalistas y autocráticos que afectan negativamente la existencia de una democracia real, sino porque, además, la no alternancia en el mando, en sí misma y por las necesarias consecuencias que provoca, puede hacer peligrar la realización de comicios libres y sin fraude.

La experiencia histórica mundial ha demostrado con absoluta claridad que el único camino para asegurar el desarrollo, la estabilidad y la supervivencia de un sistema político-institucional es el que asegura la existencia de dos o más fuerzas partidarias de signo diferente que sean capaces de alternarse en el ejercicio del gobierno y que compartan de manera natural los proyectos y objetivos estratégicos de largo plazo propios de la comunidad nacional a la que pertenecen. Esa alternancia sólo estará realmente garantizada en aquellas sociedades que la hayan asumido como un rasgo natural de su cultura ciudadana o política.

En el presidencialismo, ya sea en su forma adoptada por los Estados Unidos, como en el actual modelo constitucional de Rusia, así como en los casos latinoamericanos, en general caracterizados por un predominio político del Poder Ejecutivo, la falta de alternancia en el Gobierno, y la consiguiente continuidad en el Gobierno, con reelección o a sucesivas reelecciones, constituye, en principio, un eventual peligro para la gobernabilidad democrática y para la existencia plena de un Estado de Derecho.


La alternancia en el mando o en el Gobierno es el desempeño sucesivo en el poder o en el Gobierno por personas distintas, pertenezcan o no al mismo partido político.
La alternancia en el gobierno constituye en principio, un presupuesto y una condición de la democracia.

La normal y verdadera alternancia en el gobierno sólo puede existir en sistemas democráticos representativos con multiplicidad de partidos políticos, en los cuales estos se encuentren en un plano de igualdad jurídica no discriminatoria, donde exista un régimen electoral que haga efectivamente posible la rotación de los partidos políticos en el poder y en el que las elecciones sean realmente periódicas y libres, sin fraude ni coacción.

Existe una estrecha relación entre el tema de la alternancia en el gobierno y la cuestión de la no reelección.

La posibilidad jurídica de reelección sucesiva e indefinida del titular del Poder Ejecutivo en un sistema constitucional democrático republicano, afecta negativamente la posibilidad real de alternancia en el mando de las personas, así como la rotación de los partidos en el gobierno y, en consecuencia, esta posibilidad puede contribuir a dificultar la existencia y funcionamiento de una democracia real.

La alternancia en el poder es un factor clave, decisivo y fundamental de toda democracia desarrollada, ya que permite una sana crítica a la administración anterior y muestra desafíos por cumplir a la administración electa recientemente porque ya no está en papel de crítico-opositor sino que está en un papel ya propiamente de administrador ante todos los desafíos, problemas, expectativas y demás situaciones que solamente estando al frente de un cargo público se pueden visualizar, además permite a los electores-ciudadanos compararlo con la administración anterior...

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