Para tus ojos verdes...

En tus ojos comienza el país del sueño

Miro tu rostro y la sonrisa que lo engalana

Quizá no importe tanto si lo olvido mañana

Han quedado tantos rostros en el olvido 

Que sea para mí la flor de tu hermosura,

que sea para ti, toda mi ternura, 

me pides que rime versos, deja que mi arte divague 

Déjame que me pierda entre palabras, que navegue

déjame ser el aire en tus labios, 

un soplo vagabundo sin contornos

que el aire desvanece.

Dame un instante que dure por siempre.

Espera, quiero contemplar tu sonrisa

tu sonrisa me enamora, no tengo prisa 

me grita pasión me habla de amor, 

tu sonrisa me sonríe y me llena de ti.

Es tu belleza culpable de este juego de versos

En tus ojos comienza el país del sueño

Tus ojos son mi tempestad

Tus ojos son la más bella inspiración...

tienes un par de ojos que brillan, cuando se entrelazan con la luz del sol

verdes como los campos, verdes como la selva

verdes como la esperanza

dicen que el verde es vida , pero mujer...

que hermosos ojos verdes tienes!!!

CRIDIVAL

RIMA XII//Porque son, niña, tus ojos verdes...(G.A.Becquer)

Porque son, niña, tus ojos 
verdes como el mar, te quejas; 
verdes los tienen las náyades, 
verdes los tuvo Minerva, 
y verdes son las pupilas 
de las hourís del Profeta. 

El verde es gala y ornato 
del bosque en la primavera; 
entre sus siete colores 
brillante el Iris lo ostenta, 
las esmeraldas son verdes; 
verde el color del que espera, 
y las ondas del océano 
y el laurel de los poetas. 

Es tu mejilla temprana 
rosa de escarcha cubierta, 
en que el carmín de los pétalos 
se ve al través de las perlas. 

Y sin embargo, 
sé que te quejas 
porque tus ojos 
crees que la afean, 
pues no lo creas. 

Que parecen sus pupilas 
húmedas, verdes e inquietas, 
tempranas hojas de almendro 
que al soplo del aire tiemblan. 

Es tu boca de rubíes 
purpúrea granada abierta 
que en el estío convida 
a apagar la sed con ella, 

Y sin embargo, 
sé que te quejas 
porque tus ojos 
crees que la afean, 
pues no lo creas. 

Que parecen, si enojada 
tus pupilas centellean, 
las olas del mar que rompen 
en las cantábricas peñas. 

Es tu frente que corona, 
crespo el oro en ancha trenza, 
nevada cumbre en que el día 
su postrera luz refleja. 

Y sin embargo, 
sé que te quejas 
porque tus ojos 
crees que la afean: 
pues no lo creas. 

Que entre las rubias pestañas, 
junto a las sienes semejan 
broches de esmeralda y oro 
que un blanco armiño sujetan. 

Porque son, niña, tus ojos 
verdes como el mar te quejas; 
quizás, si negros o azules 
se tornasen, lo sintieras.